martes, 9 de diciembre de 2008

PARA DOMESTICAR TE HEMOS DEFORMADO

¿CUÁL CRISIS?

Claudio Monge Pereira

Los ideólogos de la chupocracia dominante y sus medios de comunicación masiva, sistemáticamente colocan al Sistema Educativo en la picota, por obra y pensamiento de sus intereses particulares. Esa clase social y sus estamentos, sabiendo que la calidad actual del Sistema les sirve, orquestan campañas hipócritas para buscar, supuestamente, su mejoramiento. Hablan, escriben y hasta berrean acerca de su visión de la calidad de la educación “nacional” y de la gestión de los trabajadores del Magisterio Nacional, ante las cámaras y en las páginas preferidas de los diarios nacionales; la mayoría de las veces sin fundamento real.
Exigen que se endurezcan las pruebas nacionales y aseveran que eso es una necesidad para detener la hemorragia de ignorancia que está desangrando al pueblo costarricense, a través de la mala utilización de sus impuestos. Piden volver a las clases magistrales exclusivamente, reconstruir aquellas viejas y repugnantes aulas con tarima para que el docente mire desde la altura de su sapiencia el enanismo cultural de sus alumnos. Vociferan para que se endurezca la mal llamada disciplina, ya que con ello los alumnos serán ciudadanos útiles, operativos, pragmáticos, domesticados y globalizados. También algunos sabihondos, que no son lo mismo que sabios profundos, se mofan de los pedagogos de hoy desacreditándolos a la ligera y superficialmente; refiriéndose despectivamente a la Pedagogía Crítica y a su didáctica democrática y achacando, al fin y al cabo, todo el problema a la “mediocridad” de los educadores y de las educadoras. Dicen que el Magisterio Nacional, sólo piensa en su estómago y en su pensión y no en el supuesto apostolado que debe ser su ejercicio; aunque lo ejerza desnutrido, en harapos, cargado de deudas económicas eternas y amparado por un reconocimiento social ficticio e hipócrita.
Para analizar qué sucede con la Educación del país, es necesario ser claros y precisos, porque en la pedagogía - ciencia y arte - todo es diáfano y cristalino si lo observamos y analizamos desde las entrañas del gigante dormido. Son cientos de años de experiencia acumulada para pensar y actuar tan ingenuamente como la elitocracia impone.
Los Sistemas Educativos y su Magisterio, cumplen en toda sociedad cinco Funciones vitales para su existencia, entre otras. A saber, esas funciones son la ideológica, la política, la económica, la social y la cultural.
Resumidamente se puede definir cada una de ellas de la siguiente manera:
a- IDEOLÓGICA: Transmitir para su reproducción, el sistema de valores construido por la clase dominante; es decir, su ideología. Esto es un imperativo de su hegemonía para la reproducción de sus privilegios y formas de concebir el mundo.
b- POLITICA: Bombardear al ciudadano-educando con los preceptos políticos que constituyen la plataforma operativa de la ideología dominante, bajo la aparentemente inocente premisa de su infalibilidad. El mejor sistema es el que ellos magnánimamente le ofrecen a las masas para su bienestar y felicidad.
c- ECONÓMICA: Formar todos los cuadros, técnicos y profesionales, que ocupa la clase dominante para reproducir su dominio económico y garantizarse esas necesarias relaciones de producción que profundizan, cada vez más, las brechas entre la minoría egoísta y las mayorías necesitadas y despojadas de lo esencial.
d- SOCIAL: Adaptar al ciudadano-educando para que viva de acuerdo con las normas, preceptos y papeles que la clase dominante crea para ellos; jamás prepararlo para conmocionar ese marco jurídico – religioso; en suma, ideológico y político que lo mantiene “domesticado”.
e- CULTURAL: Transmitir los conocimientos y la cultura que la clase dominante y su hegemonía, consideren indispensables para reproducir esta (su) sociedad y ese (su) estatus quo que a ella engorda, atipa y envalentona.
Cualquier educador o educadora, consciente o inconscientemente cumple con estas funciones, y no puede salirse por ningún agujero de esta situación descrita, porque el mismo sistema posee los mecanismos para reprimirlo, alinearlo o expulsarlo.
Ya no es un secreto que los profesionales más mal pagados son los del Magisterio Nacional, aunque hayan invertido en sus estudios la misma cantidad de años y esfuerzos que un médico, un odontólogo o un ingeniero. El reconocimiento social para el educador y la educadora es pura y repugnante retórica política. Es difícil negar que un servidor mal pagado, mal alimentado, vestido como un cromo durante todo el año; sin recursos didácticos, vendedor de rifas, de ropa y de cosméticos; cliente de varios autobuses al día, caminante de cuanto camino haya para llegar a una escuelita o colegio; asiduo viajero a Golfito, víctima de la inhumanidad con que es tratado muchas veces en el propio Ministerio de Educación Pública; y por si esto fuera poco, casi colega de aquellos educadores del Imperio Romano que recibían su salario 25 años después de haber iniciado su servicio; teniendo que empeñar sus utensilios, las joyas de su mujer y hasta pedir la comida a crédito en la fonda más cercana.
La educación del ciudadano-educando es algo que nunca ha estado al margen de las esferas políticas: le sirve a la clase dominante para perpetuar su poder y reproducir su conciencia. No es necesario efectuar pruebas para darnos cuenta que mucha gente en Costa Rica escribe caballo con ¨k¨ e ingeniero y educación con ¨h¨; de lo cual se poseen pruebas gráficas.
Si evaluáramos absolutamente todo el currículo de la educación nacional, nos encontraríamos con ¨sorpresas¨ más que increíbles. Sin embargo, esto no ha de extrañarnos en una sociedad como la nuestra, donde la hegemonía que prevalece no quiere ciudadanos inquietos, reflexivos y críticos.
Es ya famosa la frase de un ex presidente de la República en el sentido de que este es un país de “domesticados¨. En la Escuela se mata o aniquila cualquier intento de creatividad revolucionaria, porque las estructuras del Sistema Educativo son tan rígidas que quienes hagan caso omiso de ellas, pueden perecer rápidamente; aislados y vigilados como sujetos infiltrados y peligrosos.
Formamos ciudadanos sumisos, apáticos, desinteresados, egoístas, despreocupados, indiferentes, miedosos, acríticos, conformistas, incrédulos, débiles cultural y físicamente; en síntesis: ¨domesticados¨.
Vale la pena entonces, formularnos la siguiente pregunta: ¿A quién le sirve este tipo de ciudadanos y ciudadanas?, ¿Para qué tipo de Sociedad ellas y ellos son útiles y utilizables? Por supuesto que le sirve a nuestra clase dominante y a sus repugnantes privilegios, clase que no quiere cambios ni modificaciones estructurales y por ello sólo se refiere a lo sumativo; desde el punto de vista de la evaluación tradicional conductista. Tener ciudadanos inquietos, críticos y pensantes, significa que las cosas no seguirían como están por el resto de los siglos y el Ser Humano seguiría su ascenso innato hacia las transformaciones y los cambios dialécticos pensados.
El reto de todos los educadores y de todas las educadoras es comprender estas reglas del juego y asumir posiciones a favor de los cambios estructurales. De lo contrario, hacer pruebas rudas y secas cuyo contenido se olvida unas horas después de aplicadas; además de reprimir todo intento y deseos de transformar esa situación, será el premio a su descolorido quehacer y su desteñido futuro pedagógico.
Mientras tanto digamos... ¿Cuál crisis, señoras y señores de la oligarquía plutocrática?

Agosto de 1977

EDUCACIÓN PARA LA ALEGRÍA

Festival de Educación Secundaria

Claudio Monge Pereira

Muy raras veces nos detenemos a reflexionar el significado de los vocablos que utilizamos por medio del lenguaje cotidiano. Por lo general sentimos que ellos son parte de nuestro ser y hacer, y por ello frecuentemente los tratamos con indiferencia. Pero cuando por placer o por simple ejercicio lingüístico hacemos un alto y queremos ser eco del sonido, el tono y el mensaje de las palabras, comprendemos que ellas debieran ser lo que los hechos y las actividades quieren ser.
Un Festival es una parada en el mundo de la alegría y del placer; es un acercamiento sin norma ni regla, a una serie de actos que conforman juntos una necesaria construcción de muchos espacios abiertos para el deleite y la felicidad. Un Festival es una festividad, es decir, es una fiesta en que se manifiestan no sólo el ineludible placer por lo lúdico, sino también el deseo por hacer de las cosas una inevitable travesía por el mundo de la celebración.
Este es uno de esos momentos especiales en que juntos nos detenemos a paladear lo que hacemos, o lo que los demás hacen para nuestro placer. Miramos aquello que nos agrada con los ojos del alma y de los sentimientos, porque ello necesariamente es una condición para que el aprendizaje sea significativo y real. Hoy, aun los más recalcitrantes enciclopedistas, aceptan la enorme verdad de las inteligencias múltiples y de la inteligencia emocional; y aunque estos conceptos y teorías ya eran aceptados por el Hombre Primitivo con su aprender haciendo y su flexibilidad pedagógica, a los Seres Humanos de la posmodernidad, no les queda más opción que practicarlo. Y esto arrastra tras de sí una grata realidad: que la enseñanza y el aprendizaje deben ser necesariamente emocionantes. Hace muy pocos años, esta concepción pedagógica estuvo a punto de irse al traste por la violenta intromisión en el sistema educativo de los tecnócratas instructólogos, con toda su batería de aparatos y aparatejos; dizque para tornar la educación más científica; como si la ciencia fuera una camisa de fuerza que nos ata a un solo camino. Y la ciencia nos demuestra, desde la primera de sus creaciones, - el lenguaje -, que la alegría y la emoción son sus dos alas más seguras. Aquellos que construyen o proponen sin el debido entusiasmo, no serán huellas de la historia; sólo serán hacedores de ocurrencias para un mundo asentado en la metodología de la repetición sin sentido y sin asidero dialéctico.
Este Festival debe ser eso que señalamos: un espacio para la festividad; y a las fiestas asistimos con alegría, placer y entusiasmo, sino nuestra presencia en esos espacios no tendría ningún sentido útil. Nadie va a una fiesta a llorar de tristeza o a promover la discordia. Todos vamos con amor y deseos de dar y recibir alegría. Esto es lo que pretenden hoy todos los responsables de este bello proyecto de la Escuela de Formación Docente, a través de su Departamento de Educación Secundaria.
En griego, la palabra entusiasmo significa llevar un Dios por dentro, y de cierto, todos lo llevamos. Y debemos aprovechar estos espacios para liberarlo y dejarlo salir a caminar con alegría por las alamedas de la creatividad; que al fin y al cabo, la creación es la tarea de los dioses. Si esto logramos, la educación es entonces lo que ella debe ser: un acto de amor. De ahí en adelante, tanto alumnos como educadores dejamos de pintar rosas rojas con tallos verdes, y nos atrevemos a colorear el mundo con las tonalidades de los amaneceres y de los atardeceres; única forma de descubrir las estrellas.
En mis años de maestro y de estudioso de la Pedagogía, he llegado a comprender que el más grande de todos los pedagogos de la Humanidad, es el Principito; porque él mejor que ninguno nos hace descubrir cada vez que lo leemos, que los cambios del Universo no significarían nada si nosotros mismos no cambiamos permanentemente. Este es el principal de los retos para todo educador que sienta la necesidad de trascender y de resignificar su mundo.
Hoy aquí, Ustedes están demostrando esto que yo digo, porque una lámina diferente, un poema, un cartel, una diapositiva, una canción, una pantalla alegre y sabia, un collage, una dramatización o una grabación de voz, entre infinidad de probabilidades y posibilidades, sólo son muestras de la inmensidad que los educadores debemos y podemos recorrer para transformar el aula, la escuela, el colegio o la calle del barrio, en un mundo de opciones para la libertad del espíritu y la mente. ¡Muchas gracias a todos!






























FÁBULA DE LOS CERDOS ASADOS


Fábula de los Cerdos Asados

(o la Reforma de la Educación)

Porque soñé que era Jesús y te salvaba”
(E.S. Discépolo: Soy un arlequín)


Una de la posibles variantes de un viejo cuento sobre el origen del asado es ésta: Cierta vez se produjo un incendio en un bosque en el que se encontraban cerdos. Estos se asaron. Los hombres, acostumbrados a comer carne cruda, los probaron y los hallaron exquisitos. Luego, cada vez que querían comer cerdos asados prendían fuego a un bosque…Hasta que descubrieron un nuevo método.
Pero lo que yo quiero narrar es lo que sucedió cuando se intentó modificar El Sistema para implantar uno nuevo. Hacía tiempo que algunas cosas no marchaban bien: los animales se carbonizaban, a veces quedaban parcialmente crudos, otras de tal manera quemados que era imposible utilizarlos. Como era un procedimiento montado en gran escala preocupaba mucho a todos, porque si El sistema fallaba en gran medida, las pérdidas ocasionadas eran igualmente grandes. Miles eran los que se alimentaban de esa carne asada, y también muchos miles eran los que tenían ocupación en esa tarea. Por tanto El Sistema simplemente no debía fallar. Pero, curiosamente, a medida que se hacía en mayor escala, más parecía fallar y mayores pérdidas causar.
En razón de las deficiencias, aumentaban las quejas. Ya era un clamor general la necesidad de reformar a fondo El Sistema. Tanto que todos los años se reunían Congresos, Seminarios, Conferencias, Jornadas para hallar la solución. Pero parece que no acertaban a mejorar el mecanismo, porque al año siguiente se volvían a repetir los Congresos, Seminarios, Conferencias y Jornadas. Y así siempre.
Las causas del fracaso del Sistema, según los especialistas, debían atribuirse o bien a la indisciplina de los cerdos que no permanecían donde debieran, o bien a la inconstante naturaleza del fuego tan difícil de controlar, a los árboles excesivamente verdes, o a la humedad de la tierra, o al Servicio de Informaciones Meteorológicas, que no acertaba con el lugar, momento y cantidad de lluvias, o...
Las causas eran -como se ve- difíciles de determinar porque en verdad El Sistema para asar cerdos era muy complejo: se había montado una gran estructura; una gran maquinaria con innumerables variables, se había institucionalizado. Había individuos dedicados a encender: los igniferi, que a su vez eran especialistas de sectores: incendiador o ignifer de zona norte, de zona oeste, etc., incendiador nocturno, diurno con especialización matinal o vesperal, incendiador de verano, de invierno (con disputas jurisdiccionales sobre el otoño y la primavera). Había especialistas en viento: los anemotécnicos. Había un Director General de Asamiento y Alimentación Asada, un Director de Técnicas Igneas (con su Consejo General de Asesores), un Administrador General de Forestación Incendiable, una Comisión Nacional de Entrenamiento Profesional en Porcología, un Instituto Superior de Cultura y Técnicas Alimentarias (el I.S.C.Y.T.A.) y el BODRIO (Buró Orientador de Reformas Igneo-Operativas).
El BODRIO era tan grande que tenía un Inspector de Reformas cada 7.000 cerdos, aproximadamente. Y era precisamente el BODRIO el que propiciaba anualmente los Congresos, Seminarios, Conferencias y Jornadas. Pero éstos sólo parecían servir para aumentar el BODRIO, en burocracia.
Se había proyectado y se hallaba en pleno crecimiento la formación de nuevos bosques y selvas, siguiendo las últimas indicaciones técnicas (en regiones elegidas según una determinada orientación y donde los vientos no soplaban más de tres horas seguidas, donde era reducido el porcentaje de humedad, etc).
Había miles de personas trabajando en la preparación de esos bosques que luego se habrían de incendiar. Había especialistas en Europa y en los EE.UU, estudiando la importación de las mejores maderas, árboles, cepas, semillas, de mejores y más potentes fuegos, estudiando ideas operativas (por ejemplo: cómo hacer pozos para que en ellos cayeran los cerdos). Había además grandes instalaciones para conservar a los cerdos antes del incendio, mecanismos para dejarl
os salir en el momento oportuno, técnicos en su alimentación.
Había expertos en la construcción de establos para cerdos; profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos; universidades que preparaban a los profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos; investigadores que brindaban el fruto de su trabajo a las universidades que preparaban a los profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos; fundaciones que apoyaban a los investigadores que brindaban el fruto de su trabajo a las universidades que preparaban a los profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos, etc.
Las soluciones que los Congresos sugerían eran por ejemplo: aplicar triangularmente el fuego luego de a-1 por velocidad de viento sur; soltar los cerdos quince minutos antes de que el fuego-promedio del bosque alcanzara 47º; otros decían que era necesario poner grandes ventiladores que servirían para orientar la dirección del fuego. Y así por el estilo. Y no se necesita decirlo, muy pocos de los expertos estaban de acuerdo entre sí, y cada uno tenía investigaciones y datos para probar sus afirmaciones.
Un día, un ignifer Categoría S-O/D-M/V-LL (o sea un encendedor de bosques especialidad sudoeste, diurno, matinal, licenciatura en verano lluvioso), llamado Juan Sentido-Común, dijo que el problema era muy fácil de resolver. Todo consistía, según él, en que primero se matara al cerdo elegido, se lo pusiera en un enrejado metálico o armazón sobre una brasas hasta que por efecto del calor y no de la llama se encontrara a punto.

“¿Matar?”, exclamó indignado el Administrador de Forestación.

“!Cómo vamos a hacer que la gente mate! Ahora el que mata es el fuego, ¿Nosotros matar? ¡Nunca!

Enterado el Director General de Asamiento lo mandó llamar. Le preguntó qué cosas raras andaba diciendo por ahí, y luego de escucharlo, le dijo:

“Lo que Vd. dice está bien, pero sólo en teoría. No va a andar en la práctica. Más aún, es impracticable. Veamos, ¿qué hace Vd. con los anemotécnicos, en el caso de que se adopte lo que sugiere?”

“No sé”, respondió Juan.
“¿Dónde coloca los encendedores de las diversas especialidades?”
“No sé”.
“¿Y los especialistas en semillas, en maderas?
¿Y los diseñadores de establos de siete pisos, con sus nuevas máquinas limpiadoras y las perfumadoras automáticas?
“No sé”.
“Y a los individuos que han ido al extranjero a perfeccionarse durante años, y cuya formación ha costado tanto al país, ¿los voy a poner a limpiar cerditos?”
“No sé”.
“Y los que se han especializado todos estos años en integrar Congresos y Seminarios y Jornadas para la Reforma y Mejoramiento del Sistema, si lo suyo resuelve todo, ¿qué hago con ellos?”
“No sé”

“¿Se da Vd. cuenta ahora de que la suya no es la solución que necesitamos todos? ¿Vd. cree que si todo fuera tan simple no la hubieran hallado antes nuestros especialistas? ¡A ver! ¿Qué autores dicen eso? ¿Qué autoridad puede avalar su sugestión? ¡Vd. se imagina que yo no puedo decirles a los Ingenieros en Anemotécnica que es cuestión de poner brasitas sin llama!
¿Y qué hago con los bosques ya preparados, a punto de ser quemados, que sólo poseen madera apta para el fuego -en- conjunto, cuyos árboles no producen frutos, cuya escasez de hojas hace que no sirvan para sombra? ¿Qué hago? ¡Dígame!”
“No sé”.
¿Qué hago con la Comisión Redactora de Programas de Asado, con sus Departamentos de Clasificación y Selección de Cerdos, Arquitectura Funcional de Establos, Estadística y Población, etc.?”
“No sé”.
“Dígame: el ingeniero en porcopirotecnia, Don Bombeta de Figuración, ¿no es una extraordinaria personalidad científica?”
“Sí. Parece que sí”.
“Bueno. El simple hecho de poseer valiosos y extraordinarios ingenieros en pirotécnica indica que El Sistema es bueno. Y, ¿qué hago yo con individuos tan valiosos?”.
“No sé”.
“¿Ha visto? Ud. lo que tiene que traer como solución es cómo formar mejores anemotécnicos, cómo conseguir más rápidamente encendedores del Oeste (que es nuestra dificultad mayor), cómo hacer establos de ocho pisos o más, en lugar de sólo siete como ahora. Hay que mejorar lo que tenemos, y no cambiarlo. Tráigame Ud. una propuesta para que nuestros becarios en Europa cuesten menos, o cómo hacer una buena revista para el análisis profundo del problema de la Reforma del asamiento. Eso es lo que necesitamos. Eso es lo que el país necesita. ¡A Ud. lo que le falta es sensatez, Sentido-Común! Dígame, por ejemplo, ¿qué hago con mi buen amigo (y pariente) el Presidente de la Comisión para el Estudio del Aprovechamiento Integral de los Residuos de los ex-Bosques?”
“Realmente estoy perplejo”, dijo Juan.
“Bueno. Ahora que conoce bien el problema, no vaya por ahí diciendo que Ud. lo arregla todo. Ahora ve que el problema es más serio y no tan simple como se imaginaba. Uno desde abajo y desde afuera dice: “lo arreglo todo”. Pero hay que estar adentro para conocer el problema y saber las dificultades con su puesto.

Por mí, yo se lo digo por su bien, porque yo lo comprendo; yo le entiendo su planteo, pero Ud. sabe, puede encontrarse con otro superior menos comprensivo, Ud. sabe cómo son, a veces... ¿eh?…”

El pobre Juan Sentido-Común no dijo ni cuio. Sin saludar, entre asustado y atontado, con la sensación de estar caminando cabeza abajo, salió y no se le vio nunca más. No se sabe a dónde fue. Por eso dicen que en estas tareas de Reforma y mejora del Sistema, falta Sentido-Común.


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Nota: Le expreso aquí mi gran agradecimiento al amigo y colega argentino, Maestro Gustavo Cirigliano, por permitirme usar este material. Le tomo su palabra y la replanteo desde el escenario cultural costarricense. ¡ Gracias Gustavo ¡ Tu amigo, Claudio Monge.

viernes, 5 de diciembre de 2008

EDUCACIÓN Y JUSTICIA SOCIAL


Educación y justicia social

Claudio Monge Pereira

“Hacia una educación inclusiva
que propicie la dignidad y la justicia social”


La injusticia:

Probablemente se puede asegurar que pululan por este mundo infinidad de libros, tratados y documentos que abordan el tema de la Justicia Social desde muchas visiones; y lo mismo podríamos aseverar del tema educativo. Y si la Humanidad ha producido tantas palabras que pretenden especificar y dilucidar la problemática que se deriva de asuntos claves para el desarrollo de cualquier Sociedad, por qué los pueblos continúan sumergidos en la ignorancia, la miseria, la explotación, la falta de oportunidades dignas, y en suma, la injusticia social.

Para poder discernir con propiedad acerca de la justicia, primero debemos caracterizar la injusticia, porque sería ejercicio inocente referirse a lo anhelado sin conocer aquello que lo imposibilita. Uno de los más graves problemas que arrastran las Ciencias Sociales se asienta en la obsesión por realizar radiografías casi exactas de la realidad, sin proponer las salidas viables para solucionarlos en estricto apego a un contrato social viable y sin exclusiones. A quienes nos hemos dedicado a estas Ciencias, muchas veces se nos ha calificado de “problemólogos”, alejados de la urgencia de actuar como “solucionólogos”.

De esta manera, planteo una reflexión desde la perspectiva cristiana, porque según mi entender y sentir, nuestra ética es inevitable e irrepetible, y nos conduce a la comprensión de los hechos que generan la injusticia y nos aporta la claridad para vislumbrar un Camino de Amor.

Toda injusticia se asienta en la ausencia del Amor, y su reproducción se da por la entronización de la indiferencia, como nueva categoría conductual frente a la Sociedad; compréndase ante el PRÓJIMO. Ya sabemos, por boca y enseñanza de nuestro Superior y Único Maestro, que mi prójimo es todo aquel o aquella a quien yo amo como a sí mismo. A quien ama a Jesucristo no le queda otra opción ni otro camino, porque si Él es el Camino y la Verdad, nuestra obediencia conduce a la construcción de la Vida; y de aquella que se da en abundancia.
Para el cristiano no existe otra posibilidad: amamos al prójimo como a sí mismos o no lo amamos. Esta es la simpleza majestuosa del Padre, porque no nos pone nada imposible como tarea, sino algo absolutamente viable. Siendo nosotros resultado del Amor más grande, somos portadores de esa Semilla especial y única, la Semilla que se ofrenda para la dicha de los hermanos; es decir, de la Sociedad como un todo.

El ser humano se fortalece en Comunidad y sobrevive a todos los avatares que la realidad le impone. Siempre saldrá adelante inclusive de las más terribles pruebas. Lucha y se organiza. Derrota a la adversidad porque se fundamenta en la colectividad. Tarda en aparecer el excedente material y surgen los parásitos iniciales que manifiestan su fervor para apoderarse de él, aún a costas de la violencia. Surge la injusticia: unos pocos se adueñan del trabajo de la mayoría y se convierten en “epulones”. Estos se hartan hasta la gula, mientras Lázaro sufre hasta la desgracia de los perros callejeros. Así es la esencia del origen de la desproporción social, y ella herrumbrará el metal que sostiene los pilares de la Sociedad, es decir, de la Comunidad.

Se construye, con la destrucción del prójimo, un abismo indecible entre la Verdad que es Dios, y la mentira que es la lujuria, la desfachatez y la gula insaciables. Un dios metálico sustituye al Amor. La bolsa cargada de dinero palpitará más que el propio corazón del Ser Humano.

Entonces aquí, se hacen gigantescas las palabras del Profeta Amós para “descubrir”, que la lacra de la injusticia es la que carcome el Bien Común:

“Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojaís a los miserables, diciendo: “¿Cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?” Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.”

Visto así el panorama social de aquella época, notamos que no ha cambiado mucho la realidad: desproporción, gula, arrogancia, menosprecio, intimidación, indiferencia, materialismo desenfrenado, consumismo enfermizo, sarcasmo, prepotencia, lujuria, despilfarro, maledicencia, y en suma, injusticia social. Se asiste a la conformación de unas relaciones sociales de producción que atentan contra la dignidad del Ser Humano, alejadas de las enseñanzas del Creador; o sea, asistimos a la consolidación del imperio de la Injusticia. En este imperio el impío es rey y el desvalido es aquel o aquella que el Creador levantará de la basura para sentarlo al lado de los Príncipes.

La educación:

La enseñanza es el acto de transmitir conocimientos, el aprendizaje de asimilarlos y la educación de practicarlos socialmente. Es un proceso completo y no se puede dar por separado, no son compartimentos que se unen con una goma mágica, sino células de un mismo cuerpo. La educación ha sido definida a través de la Historia de múltiples maneras, pero lo cierto es una verdad: el ser erudito no necesariamente hace al ser educado. En concreto: un Sistema Educativo puede atiborrar a las personas de contenidos o “materia”, pero no automáticamente de educación. Puede llenarle la cabeza a la gente de libros, pero no necesariamente de valores. Ya lo decía el pensador francés Montesquieu, hace más de doscientos años: “¡No se trata de llenar cabezas, sino de educarlas!”. Una persona puede tener su cabeza totalmente repleta de “materia”, no obstante, eso no la hace educada. Por el contrario, podemos encontrar personas por la calle, que sin ningún título académico, demuestran una exquisita educación. Por ello, se propone a continuación, revisar someramente diversos puntos de vista vertidos en épocas muy diversas en tiempo y espacio.

Si damos un vistazo al panorama histórico – pedagógico podemos apreciar el siguiente abanico:

Guillermo García, argentino, afirma en su obra “La educación como práctica social”, que la educación es justamente eso, porque por medio de un proceso determinado se transforma una materia prima que recibimos, supuestamente inacabada, y le entregamos a la sociedad un producto final diferente y en apariencia acabado. Para este pedagogo la Educación se da en tres niveles; a saber: A) en el nivel de Hecho, que abarca todos aquellos acontecimientos que circundan la vida y el accionar de los seres humanos en sus relaciones sociales cotidianas; es decir, son aquellos aprendizajes y aquellas enseñanzas significativas que se dan al margen de cualquier sistematicidad. Es la adquisición cotidiana de conocimientos y hasta de algunos valores o antivalores. B) en el nivel de Propósito, y como la acepción lo indica, son todas aquellas experiencias que se planifican y ejecutan para cumplir con metas y objetivos previamente establecidos; concretamente, es la educación que se da en instituciones que fueron creadas para esos propósitos y que es impartida por especialistas que adquirieron ese derecho por medio de un certificado; que las más de las veces, es un certificado de poder para el dominio de supuestos “ignorantes”. Es la instrucción que se adquiere dentro del Sistema. Y, C) en el nivel de Reflexión, entendiéndolo como la ejercitación epistemológica que se realiza acerca de las particularidades de los niveles anteriores para producir Teoría acerca de ellos; lo cual conduce inevitablemente a la formulación de cuerpos pedagógicos que se convierten en paradigmas para el fortalecimiento científico de nuestros quehaceres. En concreto, para García hacer educación al nivel de reflexión, es hacer Pedagogía. Especular sobre los niveles A y B es producir cuerpo pedagógico para sustentar diversas posiciones con respecto a este hecho social. Si tomáramos como acertada la posición de este estudioso, podríamos concluir que nadie ligado a la educación se escapa de realizar en determinado momento teoría pedagógica; aunque nunca la llegue a formular por escrito como propuesta concreta.

Francisco Gutiérrez prefiere proponernos la educación como una práxis política, entendiendo política como la necesidad de tomar partido frente a la realidad concreta de la Humanidad. En este caso, la práxis nos remite a la relación dialéctica entre práctica y teoría; es decir, que siempre la teoría será el producto de una práctica reflexionada y toda práctica será la resultante de la aplicación de alguna teoría o reflexión. En este sentido, asumimos la educación como un hecho o un acto social concreto e histórico, para el ser humano y por el ser humano; para liberarlo o para esclavizarlo, para desatarlo o para manipularlo. Educarse es politizarse e ideologizarse, es tomar partido en la connotación que señaláramos anteriormente. De tal manera, la educación será liberación y esperanza, o esclavitud mental y laboral.

Freire se refiere a la educación como a una práctica liberadora y humanista, y practicar la libertad es educar al hombre en el amor, la solidaridad y la esperanza. La pedagogía es una propuesta teórica multilateral que promueve la felicidad del ser humano a través de la educación: es profunda transformación individual y colectiva. Es un re – nacer.

En Costa Rica, ya en los años veinte, la joven maestra normalista Luisa González, conjuntamente con Carmen Lyra, fundadoras de la Educación Preescolar Pública, entendían que la educación es un acto liberador por medio del cual manifestamos nuestro amor hacia la Patria. Afirmaban que la Pedagogía, más que un cuerpo teórico más o menos coherente, debería ser una Guía para la acción que rompa los esquematismos y los reduccionismos mentales que promueve la sociedad del egoísmo. La Pedagogía es la teoría que surge del conocimiento de las realidades sociales y concretas del sistema educativo en todos sus ejes y componentes, que le sirve al educador para orientar su quehacer cotidiano, dentro y fuera del aula. La Pedagogía entonces, no es sólo un asunto que se practica dentro de las cuatro paredes de una institución especializada; es un asunto de utopías e incertidumbres.

Para nuestros más insignes y preclaros próceres pedagógicos, la educación es el acto concreto de las aulas, social y humanista, político e ideológico, acto concreto en el cual se puede echar mano a los más diversos métodos y técnicas para informar y formar al ser humano integralmente. La pedagogía la consideraban una ciencia que teoriza por su propio camino acerca del hecho educativo y propone ideas aisladas o cuerpos de ideas sistemáticas para comprender ese fenómeno y enrumbarlo por caminos predecibles y conscientes.

Omar Dengo, por ejemplo, afirmaba vehementemente que la educación no podría ser jamás como el vientre de una mula, porque esa educación no es capaz de dignificar ni concebir nada. Nótese, en esta analogía, que el maestro clamaba por una educación como proceso de liberación y de esperanza, una educación como sinónimo y expresión de vida. Se puede inclusive especular acerca de una concepción de la educación deificadora, capaz de concebir vida positiva y perfectible: dar a LUZ. En esta concepción la educación es un parto.

El célebre francés Emile Durkheim afirmó, hace más de cien años que la educación es la socialización de las jóvenes generaciones a través de la experiencia de las generaciones adultas, es decir; la educación es el hecho social concreto de transmitir la información que las generaciones mayores han acumulado y sistematizado para que las nuevas la asimilen y la adopten.

Para el educador ruso Antón Semiónovich Makárenko, la educación es un hecho social concreto, que se ejecuta lejos de las abstracciones metafísicas y debe servir para organizar al ser humano y ayudarlo a integrarse positivamente a la sociedad; para construir el progreso de todos. Su Poema Pedagógico es una teoría sobre la educación que canta al ser humano integral, ligado a la sociedad y luchando por humanizarla y transformarla en un emporio de justicia.

El maestro ucraniano Vasili Sujomlinski, en su obra “Mi corazón es para los niños”, clama por una educación que sea un acto de amor; amor real por lo que hacemos, y, fundamentalmente, hacia quienes de manera temporal son nuestros discípulos.



La justicia:

Afirma Víquez en su ponencia al Congreso Universitario de la Universidad Católica que: “(El) reino de Dios (en cuanto utopía y siempre como un ir de menos a más) es el horizonte y finalidad de toda actividad cristiana, personal e institucional; y lo es también de la universidad”[1]. Así ella ha de tener claro que está en función de ese reino y no de sí misma. Es instrumento de denuncia y de desenmascaramiento de todo lo que resulte ser antirreino y ello mediante el correcto direccionamiento de todas y cada una de las actividades propias del ambiente universitario”.

Desprendemos de esta reflexión anterior, que la Justicia es inseparable del acto formador, porque la construcción del Reino de Dios debe ser el propósito y la meta de todos los educadores cristianos. Ese Reino se construye o edifica desde nuestra espiritualidad y se proyecta dentro de las aulas y las sobrepasa. Hacer educación es hacer justicia. Dar educación es dar justicia. Dar justicia es construir paz.

Su Santidad, Juan Pablo Segundo, nos convocaba a construir la “Globalización de la Solidaridad” frente al egoísmo materialista del mercado sin límites; deshumanizado y aliado no de la promoción de la dignidad humana, sino de la destrucción de la VIDA. Y nuestro actual Obispo de Roma, recalca que el capitalismo no es el único modelo válido de organización económica y que el problema del hambre y el ecológico existentes evidencian con claridad que la lógica del beneficio “incrementa la desproporción entre ricos y pobres y la ruinosa explotación del planeta.” Entre otras cosas señala, que el dinero per se “no es deshonesto”, pero que si lo valoramos más que a otras cosas, “puede llevar al hombre al egoísmo ciego”. Aquí se trata, subraya, de usarlo “no sólo en interés propio, sino en interés de los pobres imitando a Cristo.”
El Papa manifiesta, que acerca del tema de la riqueza y de la pobreza, se confrontan dos lógicas económicas: la del beneficio y la de la distribución ecuánime de los bienes, que no estarían en contradicción, necesariamente, siempre y cuando sus relaciones “estén bien ordenadas”. (periódico La Prensa Libre, lunes 24 de septiembre de 2007)

Esta advertencia de Benedicto XVI se da precisamente en el marco de una coyuntura mundial en la cual, las poderosas fuerzas del mercado capitalista pretenden imponer a los pueblos de la tierra, esa lógica egoísta y anticristiana que el Santo Papa denuncia.

En la tarea de entronizar la justicia en el campo de la educación institucionalizada, se manifiesta necesariamente, un “compromiso con la construcción del proyecto – país, inspirado en los principios del humanismo cristiano, esto a partir de la convicción de que solo en Cristo encontramos la verdad plena sobre lo que el ser humano está llamado a ser”, de acuerdo con Víquez.

La justicia es trabajar para que el ser humano haga cotidianamente todo lo contrario a lo que denuncia el Profeta Amós. No existe otra para los Seres Humanos. No se trata exclusivamente de la práctica de la compasión, sino de la correcta aplicación de la Ley Justa, y esa Ley es la que emana del Amor y de la misericordia de nuestro Creador.

Para los educadores cristianos, católicos o no, no existe otra alternativa: al amar al prójimo como a sí mismos pensamos justicia, practicamos justicia, propagamos la semilla del Bien Común. No hay otra manera de hacerlo.

Un mundo que cifrara sus expectativas en el dios falso del dinero, es un mundo ciego, y su destino es el imperio de la injusticia. Ese mundo, insensible por demás, destruye la dignidad del Ser creado a imagen y semejanza de la Perfección. Si ese mundo está en manos de aquellos que convocan a sembrar cizaña, a propagar el miedo como forma de conducir pueblos, fomentan el odio y la división, el sentido cristiano llama a destronarlos.


No hay justicia sin distribución equitativa de los bienes. Y el problema de la injusticia no se deriva de la pobreza sino de la riqueza. Es la desproporción social la que da como resultado la enajenación, el hambre, el dolor lacerante; en concreto, ella es la que da como resultado a los Lázaros que mientras esperan las migajas del banquete de los enamorados de la gula, sólo reciben los lengüetazos de los perros miserables.

El Justo…

“Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.”

Relación conclusiva

La educación y la justicia social están íntimamente ligadas, van de la mano si su propósito es la liberación del Ser Humano. Hemos tratado de mostrar que durante su desarrollo, los pensadores de diversas épocas y territorios, han concebido a la educación como un proceso integral para engrandecer a las personas. Sus propuestas van encaminadas hacia la consecución del Bien Común. No se debe cometer el error de convertir las instituciones educativas en simples fábricas reproductoras de “materia” muerta. También es responsabilidad compartida de las y de los educadores cristianos católicos, asumir ese proceso completo: transmitir contenidos buenos y atizar el fuego de los valores derivados de la ética formulada por el Maestro Jesucristo. Somos Educadores y Educadoras para la concreción de la Justicia. La injusticia esclaviza y denigra. La justicia libera y ennoblece.
La educación en justicia y para la justicia social denuncia, anuncia y renuncia. Denuncia las desproporciones sociales. Anuncia la certeza de la construcción del Reino del Amor. Renuncia a la esclavitud de promover un proceso que domestica y lastima la Dignidad humana. Es eufórica porque se forja en el Credo de la Felicidad que otorga el aceptarse Hijo de Dios, Hermano de Jesucristo; es decir, compañero de la máxima Expresión de la Justicia. Es la educación que posibilita atar a ese diosecillo diminuto del egoísmo para darle paso a la construcción efectiva de la Solidaridad.
La educación y la justicia social deberán ir siempre de la mano, y es humilde, porque entre más sabio es quien educa desde la Verdad del Padre, más claro tiene que su deber es servir de puente para evadir los abismos que construye la injusticia.

“Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”

Mayor responsabilidad y honor es difícil encontrar entre los oficios profesionales:
¡denunciar, anunciar y renunciar!



EMPUJÁ LA VAQUITA

EMPUJÁ LA VAQUITA

versión: Claudio Monge Pereira


Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le conversó al aprendiz acerca de la importancia de las visitas; también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que derivamos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio. Los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas; sin calzado. Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?

El señor calmadamente respondió: amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo; y así es como vamos sobreviviendo. El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó: busque la vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco. El joven espantado miró al maestro y le recordó que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Más como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria del joven aprendiz durante algunos años.

Un bello día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia; pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos; todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín. El joven aceleró el paso y llegando allá fue recibido por un señor muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años. El señor respondió que seguían viviendo allí.
Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que había visitado hacía algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor; que a la postre era el dueño de la vaquita: ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida? El señor entusiasmado le respondió: Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos; así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.
Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobrevivencia; la cual es una convivencia con la rutina: NOS HACE DEPENDIENTES Y CASI QUE TODO EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA VAQUITA NOS PRODUCE.
Descubrí cual es tu vaquita y aprovechá el comienzo de este milenio para empujarla por el precipicio.

Locura: Seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.
Albert Einstein.

EL TALLER DEL MAESTRO

UNA ASAMBLEA EN EL TALLER DEL MAESTRO CARPINTERO

versión de: Claudio Monge Pereira


Cuentan que en la Carpintería hubo una vez una interesante Asamblea. Fue una reunión en la que participaron todas las herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la Presidencia. Pero la Asamblea le notificó que tenía que renunciar en el acto. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y además, se pasaba el tiempo golpeando a diestra y siniestra.

El martillo aceptó el supuesto defecto que se le estaba achacando, pero pidió que también fuera expulsada la garlopa de inmediato. ¿Por qué? Porque hacía todo su trabajo superficialmente. Jamás hacía nada con profundidad.

La garlopa aceptó a su vez, pero pidió la expulsión del tornillo. Adujo que permanentemente había que darle muchas vueltas para que al fin sirviera de algo.
Ante esta observación, el tornillo aceptó también. Pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

La lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro, que siempre se pasaba midiendo a los demás con su propia medida; como si fuera el único perfecto.

Se encontraban en eso, cuando entró el carpintero: se puso el delantal y fue a su banco de madera para iniciar el trabajo cotidiano. Utilizó el martillo, la garlopa, la lija, el metro, tornillos y otros instrumentos y recursos más que no tuvieron chance de intervenir en la Asamblea que se realizaba .

Al cabo de un proceso de trabajo con buen ritmo, excelente tono y amor comprobado, la humilde madera inicial se transformó en un bellísimo mueble.

Cuando el Taller de Carpintería quedó nuevamente sin la presencia del Maestro Carpintero, la Asamblea reanudó la deliberación justo en el punto en que había quedado el elegante metro. Entonces tomó la palabra el viejo serrucho, campeón de cientos de batallas para cortar la madera por más dura que esta fuera; tarea que realizaba cantando su triste melodía porque estaba convencido de que la madera se sentía mejor en el árbol; y dijo: "Ha quedado demostrado que tenemos muchos defectos, pero el Maestro sólo trabaja con nuestras cualidades y virtudes. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos débiles y concentrémonos en la importancia de nuestras cualidades buenas y útiles para el prójimo".

Todos los participantes en la Asamblea descubrieron entonces algo que siempre habían tenido a la vista, y que por debilidades aprendidas en los momentos de ocio sin dignidad, no habían sido capaces de mirar: ¡ Qué el martillo es fuerte y contundente y que la garlopa es precisa y eficaz! Se dieron cuenta de que el tornillo tenía la inigualable habilidad para unir y dar fuerza a la nueva unión; y que la lija es especial para afinar situaciones y eliminar asperezas. Y observaron que el metro era preciso y exacto como el Gran Maestro.

Se sintieron entonces como un equipo capaz de ayudar a producir cosas de calidad y de utilidad para los demás. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de poder trabajar unidos en equipo, sin detenerse a mirar las necesarias debilidades de los otros. Aprendieron la más importante de las lecciones: hacer el bien sin mirar a quién, dar sin esperar nada a cambio, olvidarse de la paja en el ojo ajeno y no dejar de sentir jamás la viga en el propio. El Maestro Carpintero les enseñó que el trabajo lo dignifica todo, que la acción de todas las cosas tiene un lugar en el tiempo y en el espacio. Supieron que nada es de por sí y que nada es simplemente porque si. Las casualidades no existen: todos tenemos nuestro tesoro y nuestro arco iris.

Y quizás, lo más destacable de toda la situación que acababan de experimentar, fue el hecho ineludible de haber adquirido una nueva conciencia:

¡Qué cuando nuestras palabras no sean mejores que el silencio, es mejor no pronunciarlas! , ¡Qué fuimos concebidos para la creatividad y que ésta sólo es útil cuando su proyección es colectiva! , ¡Qué aquellas tareas cumplidas con amor, por más insignificantes que parezcan, forman parte del Gran Concierto Universal y nos engrandecen para la honra de nuestro Creador!


NOTA:
Claudio Monge Pereira le quedará agradecido en gran medida si Usted se apropia de esta reflexión y la hace suya. Usted puede utilizarla con absoluta libertad, reelaborarla y reconstruirla: ¡Hágala crecer sin límite y déjela que ella llegue hasta donde el Maestro Carpintero lo desee!

LA INTOLERANCIA DOCENTE


La Apatía en las Carreras de
Formación Docente


Claudio Monge Pereira


La carta – ensayo que comparto, me la hizo llegar una estudiante de nuestra Escuela de Formación Docente; siendo yo su Director. Por estimarla documento muy profundo y serio, tomé la decisión de leerla en una de nuestras Asambleas mensuales. La reacción que yo deseaba provocar à una reflexión con la mano en el corazón y autocrítica ß ni siquiera pasó por la esquina. Al contrario, se escucharon voces – vociferadoras – devoradoras exigiendo – me, que revelara el nombre de la estudiante que había osado rascarse en el mismo árbol donde el felino suele matarse sus pulgas.
Me salió el tiro por la culata y sólo logré exacerbar más el odio hacia mí, de parte de aquellas figuritas humanas cuya vista se quedó anclada en el árbol más raquítico del Bosque Anchuroso; por lo que se han perdido sus Maravillosas Manifestaciones. Ni siquiera las personas que en su corazón compartían lo expresado por nuestra estudiante, se atrevieron a decir esta boca es mía y sabe hablar. Yo dejé el documento en los archivos de nuestra Escuela…quizá algún día sea profético.


He aquí la carta que recibí como Director de una Escuela Universitaria, a quienes los estudiantes le tenían confianza y fe:

“Realmente no soy una persona a la que se le facilite hacer ensayos, existirán otros que tienen más facilidad de palabra que yo para escribir, pero quiero decir ciertas cosas que me ahogan en el diario vivir en la universidad.

Para contar mi historia necesito devolverme unos años atrás, en el año de mil novecientos noventa y siete fue cuando entré a la gran y maravillosa UCR. Me sentía muy orgullosa por ser parte de esta institución de gran prestigio, esto lo fortalecía cada día con los comentarios de mis profesores y amistades, ya que muchos de mis compañeros del colegio no pudieron entrar.

No sabía por qué carrera decidirme, pero tenía que ser alguna donde me relacionara con las personas, sean niños, jóvenes o adultos.
Como cualquier estudiante de primer ingreso, no sabía el teje y maneje de los papeleos diarios, pero eso no me importaba, estaba tan entusiasmada que cualquier inconveniente lo podría superar.

Durante la escuela y los años en el colegio fui muy buena alumna a pesar de la muerte de mi mamá. Me esmeraba en ser la mejor, en satisfacer mis conocimientos antes que mi ego.

El primer año en la U fue grandioso: compañeros, profesores, todo; no existía ni una sola queja dentro de mí, aprendía cada día, todo era nuevo y motivante, pero ese mismo año murió la persona que más amaba, mi papá. Todo cambió a partir de ese día, pero como no estábamos hablando de este hecho seguiré con mi relato; al año siguiente tuve que dejar de estudiar, algo que marcó en dos formas mi vida: una negativa pues era la primera vez que lo hacía, y sentía cómo que faltaba algo dentro de mí, la parte positiva me enseñó a valorar lo que tenía, y que no solamente era útil en el estudio sino también en el trabajo, me enseñó a madurar un poco más.

Cuando regresé al año siguiente todo había cambiado, mis compañeros ya estaban más adelantados, gente nueva, ¡ me sentía tan frustrada ! Continué, conocí a las personas, a cada una de ellas, y de ahí pude tomar unas verdaderas amistades, que en este momento me acompañan y me apoyan al igual que yo a ellas.

Cuando llegué a la Práctica Docente hice lo mejor que pude y realmente me siento satisfecha, en algunos momentos dudé de mi vocación pero me di cuenta que sí era lo que yo quería estudiar.

Ahora estoy tan desmotivada, no por la profesión sino por los estudios: cada semestre es lo mismo, nada cambia, ni los contenidos ni la metodología: expongamos bonito y así pasamos, como si en las aulas fuera eso simple y sencillamente. Y por más que hablemos o mejor dicho, nos quejemos, no hay ningún cambio, pareciera como si de por medio existieran intereses personales.

Lo que más me decepciona es tanto el renombre de la calidad educativa, que para mí sólo se queda ahí, no se forman seres humanos integrales, cada quien sobrevive sin importar lo que le suceda a los demás, solo importa el YO.

Se habla de una enseñanza constructivista, cuando esta queda en la puerta del aula y no se involucra en la lección, se forma con el ejemplo, que dicho sea de paso, perdió el curso por ausencias. Cómo queremos ser parte productiva y formadora de la sociedad cuando se nos trata como cualquier cosa y no se nos da la oportunidad.

Esperan que hagamos de nuestras lecciones una clase viva, interesante, cuando ellos no se arriesgan a cambiar y viven una monotonía de la que no quieren despertar.

A lo que vamos a llegar es a matar esa pasión por enseñar, por vivir aprendiendo, por hacer lo mejor en todo y conformarnos con lo que sea.

He buscado la manera de revivir ese deseo de aprender: estudio en otros lugares donde de verdad me siento yo, una persona sedienta por conocer. No estoy dispuesta a ceder ese sentimiento, y aunque no estoy muy satisfecha aquí, no me voy a rendir tan fácil, sé que llevará tiempo, pero lo lograré”.

Y al finalizar su lectura yo pregunté:

Ustedes, Maestras y Maestros: ¿Qué opinan al respecto?, ¿Pueden opinar?, ¿Existe algún impedimento para poder expresar con absoluta confianza sus ideas?, ¿Existe libertad de expresión real, pura y sin temores, en los cursos que se imparten en nuestra Escuela formadora de educadoras y educadores?, ¿Es Usted un “Rebelde Domesticado”?


Rebeldes Domesticados

Antony de Mello
(Indú: sacerdote católico jesuita)


“ Era un tipo difícil. Pensaba y actuaba de distinto modo que el resto de nosotros. Todo lo cuestionaba. ¿Era un rebelde, o un profeta, o un psicópata, o un héroe? , “¿Quién puede establecer la diferencia?”, nos decíamos. “Y en último término, ¿A quién le importa?”
De manera que lo socializamos. Le enseñamos a ser sensible a la opinión pública y a los sentimientos de los demás. Conseguimos conformarlo. Hicimos de él una persona con la que se convivía a gusto, perfectamente adaptada. En realidad, lo que hicimos fue enseñarle a vivir de acuerdo con nuestras expectativas. Lo habíamos hecho manejable y dócil. Le dijimos que había aprendido a controlarse a sí mismo y lo felicitamos por haberlo conseguido. Y él mismo empezó a felicitarse también por ello. No podía ver que éramos nosotros quienes lo habíamos conquistado a él.

“Un individuo enorme entró en la abarrotada habitación y gritó: “¿Hay aquí un tipo llamado Magisterio ?(**)” . Se levantó un hombrecillo y dijo: “Yo soy Magisterio”.
El inmenso individuo casi lo mata. Le rompió cinco costillas, le partió la nariz, le puso los ojos morados y lo dejó hecho un guiñapo en el suelo. Después salió taconeando fuertemente el piso.
Una vez que se hubo marchado, vimos con asombro cómo el hombrecillo se reía entre dientes y sangre:

“¡Cómo he engañado a ese gigantón! “, dijo suavemente.
“¡Yo no soy Magisterio ! ¡Ja, ja, ja!”

Piensa Magisterio:

Una sociedad que domestique a los diferentes, habrá conquistado su paz, pero habrá perdido también su libertad y su futuro.


(**) En el original “Murphy”. Lo de Magisterio es una ocurrencia mía.


VALORES: ¿CÓMO Y CON QUÉ SE COMEN?

Acerca de los valores
REFLEXIONES REBELDES


Claudio Monge Pereira


Podría uno imaginarse, con justa razón, que desde que el ser humano convive en sociedad se ha cuestionado todo lo relativo a los valores. Desde la elemental auto-interrogación acerca de la propia concepción sobre los valores, hasta la emanación de una posición particular, el hombre no cesa de cuestionar su origen, evolución y utilidad personal y colectiva.
¿ Qué son los valores ?, ¿ Para qué sirven ?, ¿ Cuál es su función social ?, ¿ Cómo se conciben ?, ¿ Quién los concibe ?, ¿ Por qué los concibe ?, ¿ Cuál es la relación que estos guardan con las ideologías ?,
¿ Por qué los estados, las religiones, los ateos y los Sistemas Educativos se desvelan por este asunto ?, ¿ Podría el ser humano vivir sin valores, o podría convivir en sociedad ?, ¿ Cuál es su relevancia para que toda transformación estructural conlleve una revolución en valores consigo ?,
¿ Por qué la Ciencia no se puede concebir sin valores ?, ¿ Son los valores una muleta para el ser humano o son su esencia ?, ¿ Si cambia la sociedad cambian los valores ?, ¿ Si se transforma el hombre se modifican sus valores ?, ¿ Se podrá evolucionar positivamente sin valores ?, ¿ Cuáles han sido los resultados históricos cuando grupos particulares han entronizado sus valores a capa y espada ?, ¿ Varían los valores de acuerdo con la ideología que se profese ?, ¿ Hasta qué punto podemos imponer nuestros valores ?, ¿ Serán lícitos todos los medios para la transmisión de valores ?,
¿ Quién los juzga y los evalúa ?, ¿ Por qué se conforman grupos a nivel nacional para defender los valores ?, ¿ Defenderán los valores de todos o sólo sus particularidades ? Podrían contestarse todas estas interrogantes con otra, y además muy exclamativa: ¿ Oh... quién, honestamente lo sabe ?
Pensamos que en esto de los valores lo que existe son especulaciones que responden a cada posición particular. Los discursos en valores muchas veces son teorías divorciadas de la realidad. Las clases sociales, aunque algunas personas crean de buena fe que estas ya no existen porque el mundo se encuentra en una etapa de transición, determinan la concepción de los valores y su conceptualización. Para una clase social, un tipo de valores; y para otra, otro.
Analicemos someramente el asunto del alcoholismo: Si un burgués toma su whisky en casa con sus amigos hasta reventar, se dice que es un “tomador social”; pero si es un obrero o un campesino el que toma su guaro con sus amigos, se afirma que es un borracho alcohólico: “un jumas, chichero, guaruzas, tomatingas, irresponsable” y otros epítetos más . Si el burgués le pega a su mujer o provoca escándalos en las calles donde se reúnen a realizar sus “piques” y sus torerías, se dice que son pasatiempos; pero si es un obrero o un campesino el que le pega a la mujer o provoca una riña callejera, se afirma que es un agresor clase “A” y un delincuente.
En otros ámbitos de la vida comunal tenemos que, si un pobre diablo, movido más por su hambre y sus necesidades que por sus valores se roba una gallina en un cerco o un racimo de guineos, se le juzga como enemigo de la sociedad; pero para aquel que desfalca un Banco Estatal descaradamente, por ser un tipo de sangre azul, cuello blanco y manos pusilánimes, la ley es inoperante. Lo mismo da si le hacen daño a la CCSS con préstamos amañados, el Fondo Nacional de Emergencias, el IMAS, los desplazados y sus visas; y un largo etcétera. Y si por la valentía aislada de un Juez de Instrucción se le arresta, sólo estará en una prisión de cinco estrellas durante cuatro días; con servicio de Mc Donald`s Exprés incluido. Más Biblia por hipocresía y teléfono celular. Y sus compinches y secuaces desatarán una campaña de solidaridad que apiadará a la consternada comunidad burguesa. ¡ En ocasiones hasta el señor Obispo lo visita para consolarlo ! Valores para unos, antivalores para otros. Antivalores para otros, valores para unos. Asunto dicotómico, contradictorio; dialéctico hasta la médula.
Lo cierto es que no podemos ni debemos obviar la discusión y el análisis sobre esta temática, pues correríamos el riesgo de actuar irresponsablemente. Sobre todo cuando la discusión se da en el ámbito magisterial; entre educadores o aspirantes a serlo. La Pedagogía le ha dedicado extensas páginas al asunto y no podríamos afirmas que hayamos arribado a fórmulas mágicas y acabadas. Lo relevante es hacer la discusión; no cerrarle la puerta al análisis, por más crudo que este pueda resultar.
Cada quien definirá su posición de acuerdo con el sistema que lo rige,
y probablemente, tratará de reproducirlo mediante su práctica y su discurso. Siempre tendremos dificultades para aceptar los valores del otro; es decir, para aceptar la otredad. Querremos imponer, aunque sea sutilmente, los nuestros. Y experimentaremos estados de ánimo diversos siempre que nos enfrentemos al análisis y a la discusión. Se requieren madurez y mucho sentido común para practicar el respeto. Este valor, el respeto, es un buen ejemplo. El verbo respetar proviene de un vocablo latino que significa “mirar alrededor”, y eso es en esencia practicar el respeto: miramos alrededor para constatar que no estamos solos en el mundo, que están los otros y los demás; que somos parte de un engranaje y damos y recibimos. Actuar ignorándolo es una agresión a un valor aceptado socialmente, y esa conducta se puede tipificar como antivalor; aunque bien puede decirse que es un valor de otra escala conductual.
Los valores no sólo entran en crisis; se transforman para bien o para mal. Y durante épocas, entran en períodos de sustitución. No deberíamos confundirnos y saber apreciar cuándo hay crisis y cuándo se da la sustitución. Cada época produce y tiene sus valores, y en ocasiones la humanidad experimenta cambios de época, entonces no serán antivalores lo practicado, sino más bien la generación de nuevos valores para esa época. Pongamos por ejemplo la ética. A nuestros abuelos cuando hacían un trato les bastaba con un pelo de su bigote. Se lo arrancaban de un solo y ya: ¡Tome mi “pagaré”! Hoy… ¿qué vemos ? A los propios expertos en economía y a sus gobernantes, quebrando las bolsas del mundo con crisis elaboradas “científicamente” para enriquecerse desmesuradamente a costas de la estabilidad mundial. Para nosotros inmoral, para ellos, normal.
Los medios de comunicación son transmisores no sólo de ondas; lo son también de peligrosas tendencias valóricas. Nos inducen a creer en otros modos de vivir; nos venden la idea - ideología de las comidas rápidas, los preservativos en las maquinitas tragamonedas, las drogas para relevar al “estres”, la pornografía barata para dizque romper tabúes. En fin, nos muestran otro sistema de valores, y lo hacen acríticamente; con absoluta irresponsabilidad. Antisocialmente: ¿ Premeditadamente ?
Hemos querido realizar el ejercicio mental de definir espontáneamente, qué es lo que entendemos por valor o por valores, para demostrarnos y a la vez demostrar, que acerca de ellos, cada cabeza es un mundo. Lo invitamos, con el debido respeto, a que Usted haga lo mismo; verá que se libera de un enorme peso que a menudo abruma. Y sobretodo, el ejercicio ayuda a liberarnos de dogmatismos, reglamentismos muchas veces superfluos, y a derrotar la dictadura de los incisos, que otros concibieron sectariamente.
Al final de nuestro trabajo, les ofrecemos una muestra seleccionada de reflexiones ajenas ya socializadas de grandes pensadores, que nos ayudan a comprender que las fábulas de Esopo, Iriarte, Samaniego y otros por el estilo, andan por ahí vivitas y coleando.
El educador no es educador por lo que dice, sino y sobre todo por lo que es capaz de hacer. No es su palabra, casi siempre florida y perfumada, es su práxis pedagógica. Prédica y práctica: ¡Predica y practica! Discurso y quehacer van de la mano. Educar es amar y amar es comprender y trascender. El entusiasmo no es mero activismo de recadero o mandadero; es sobre todo el Dios que necesariamente llevamos por dentro: ¡ La tarea es liberarlo !

Acercamientos o aproximaciones


Un valor es una guía que nos permite establecer diferencias entre el bien y el mal.

Un valor evidencia la capacidad que poseemos para discernir, acerca de lo positivo y de lo negativo, que creemos rodea al Ser Humano.

Un valor es un puente que las distintas generaciones han tendido para que la Humanidad cruce el abismo que separa al bien del mal.

Un valor es una verdad que se comprueba hasta que su aceptación colectiva haya pasado la prueba de su eficacia.

Un valor es la aceptación crítica de las preferencias de los demás.

Un valor es la presencia permanente de la amorosidad.

Un valor es el reducto donde se agrupa el respeto por los gustos ajenos.


Los valores son peldaños que nos permiten escalar hacia la perfección o hacia la oscuridad.

Los valores son la columna vertebral de toda sociedad.

Los valores son el eje sobre el cual gira el destino de la Humanidad.

Los valores son la Estrella Polar de todo buen marinero.

Los valores son el muro de contención de todas las inundaciones humanas.

Los valores son la ética de todos los quehaceres humanos.

Los valores son la tabla de salvación para las sociedades que naufragan por el océano de las indiferencias.


Un valor es a la sociedad lo que el ferrocarril es al tren.

Un valor es al Ser Humano lo que el aire es a la vida.

Los valores son a la sociedad lo que los hijos son a la familia.

Los valores son al Ser Humano lo que la medicina preventiva es a la salud del cuerpo.



Un Ser Humano carente de valores es presa fácil de la incertidumbre.

Un grupo humano sin valores es como una colina sin árboles: Presa fácil de los derrumbes.



Una sociedad sin valores carecería de los soportes espirituales indispensables para forjar un destino decoroso.

Una Humanidad sin valores sería semejante a un náufrago que desconoce el funcionamiento de la brújula.

En el recorrido hacia la perfección humana, los valores son el combustible que acelera nuestro movimiento.



Aquel o aquella que reflexiona o escribe acerca de los valores, debe recordar siempre que la “ mejor manera de decir es hacer ”.

*******
El maestro a la “tica”:
Es aquel que predica,
pero no siempre practica.



Para Pensar en Voz Altísima:
(selección de Claudio Monge Pereira)



“Los hombres hacen su historia dentro de los límites impuestos por el desarrollo económico y social, en una situación específica, en condiciones determinadas. Pero son ellos quienes la hacen al mismo tiempo - por su praxis revolucionaria - , causa y consecuencia del proceso histórico.”

Rosa Luxemburgo.

“…No esperes el consentimiento, ni a que te proporcionen un manual. No esperes a que te den los planos para satisfacer tu curiosidad…ni a que digan los libros lo que están tramando ahí afuera.”

Joan Manuel Serrat.

“El fundamento más esencial y más próximo del pensamiento humano es, precisamente, la transformación de la naturaleza por el hombre.”

Federico Engels.

“Pensé que a estas alturas, con todo lo que has aprendido y logrado, tendrías el poder suficiente para VER.”

Juan Matus

“El hombre constituye casilleros y busca meter las realidad dentro de ellos. Luego, provisto con las tijeras de la razón, procede a recortar las partes sobrantes…en homenaje al casillero.”

Tagore.

“Entonces no digamos que pensabas. Es más bien el hábito de hacer que el mundo se ajuste a nuestros pensamientos. Cuando no se ajusta, simplemente lo forzamos a hacerlo.”

Juan Matus.

“Cometer errores es cosa natural, y lo terriblemente grave estriba en su reiteración consciente.”

Claudio Monge.

“A veces el niño que hay en uno se comporta de tal manera que el resto de la personalidad va detrás de él, negando lentamente con la cabeza.”

James Shapiro.

“La nuestra es una época excesivamente consciente. Sabemos mucho, pero sentimos muy poco.”

D.H. Lawrence.

“El ser humano ama la compañía, así sea la de una velita encendida.”

Georg Christoph Lichtenberg.

“Todos obedecen con gusto cuando el que manda es justo.”

Proverbio castellano.

“No es grande el que siempre triunfa, sino el que jamás se desalienta.”

Martín Descalzo.

“Ya no tomo a mal los rechazos, me he dado cuenta de que a menudo el trato que los demás me dan, tiene que ver más con ellos mismos que conmigo.”

Ericka Jong.

“Las palabras sinceras no son elegantes; las elegantes nunca suelen ser sinceras.”

Lao Tse.

“Nada resulta más peligroso en la vida que tomar demasiadas precauciones.”

Alfred Adler.

“La verdadera paz del espíritu viene de la aceptación de lo peor.”

Lyn Lu Tang.

“Recuerda que eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida.”

Billy Wilder.

“Es preferible estar en paz consigo mismo y con Dios hablando con la verdad y sin amigos, que andar con “amigos” pero en desasosiego por culpa de la mentira.”
Anónimo.

“Es inútil capitán: le va a faltar cordel para atar las manos a todo el pueblo.”

Jacinto Canek.


“Caminante no hay camino…se hace camino al andar.”

Antonio Machado.

“Es peligroso tener razón en aquellas cosas en que los poderosos están equivocados.”

Voltaire.

“Jamás puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos.”

Anónimo.

“Uno es, no donde nace a la vida, sino, donde nace al amor.”

Antonio Machado.

“Solo el amor nos reivindica de las atrocidades cometidas.”

Claudio Monge.

“La ausencia es la única vela que le queda a quien no supo anclarse en el océano del amor.”

Claudio Monge.

“ Nunca repudies tu propia experiencia ni tus convicciones “por amor a la paz y a la tranquilidad”.”

Dag H.

“ Muchos se ganan reputación de enérgicos cuando en realidad sólo son nerviosos”

J. Mck.

“ Descansa: campo descansado da cosecha abundante. “

Ovidio.

“La injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia
en todas partes".

Dr. Martin Luther King

“La verdad siempre resplandece al final, cuando ya se ha ido todo el mundo.”

Julio Cerón.

NADA ES DE POR SÍ

NADA ES DE POR SÍ

(versión de Claudio Monge Pereira)

Me contó mi Padre que una vez se reunieron en un bosque de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos. Y esto pasó:

Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: Vamos a jugar “escondido”. LA INTRIGA levantó la ceja intrigada y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: ¿Escondido?, ¿ Y cómo es eso?. Es un juego – explicó LA LOCURA – en el cual yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.
EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA. LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA; e incluso a LA APATÍA que jamás se interesaba por nada. Pero no todos quisieron participar: LA VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre el que la busca la encuentra. Y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella). Y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse.
Uno, dos, tres... comenzó a contar LA LOCURA.
La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. LA FE subió al cielo y LA ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿Qué si un lago cristalino? Ideal para LA BELLEZA. ¿Qué si la grieta de un árbol? Perfecto para LA TIMIDEZ. ¿Qué si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para LA VOLUPTUOSIDAD. ¿Qué si una ráfaga de viento? Magnífico para LA LIBERTAD. Y así termino por ocultarse en un rayito de sol.
EL EGOÍSMO, en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.
LA MENTIRA afirmó a todo pulmón que se escondería en el fondo de los océanos, pero en realidad se escondió detrás del arcoiris. Y LA PASIÓN y EL DESEO lo hicieron en el corazón de los volcanes.
EL OLVIDO se escondió cuando LA LOCURA contaba 999.999. EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse ya que todo se encontraba ocupado; hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. Un millón... terminó LA LOCURA, y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue LA PEREZA, sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a LA FE discutiendo con Dios en el cielo sobre teología y a LA PASIÓN y AL DESEO los sintió en el estremecimiento de los volcanes. En un descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba EL TRIUNFO. AL EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo. Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
La Locura, de tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago, descubrió a LA BELLEZA. Con LA DUDA resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre un muro sin decidir aún de cuál lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: AL TALENTO entre la hierba fresca. A LA ANGUSTIA en una oscura cueva y a LA MENTIRA detrás del arcoiris... (pero no era cierto: ella estaba en el fondo del océano). Y halló hasta EL OLVIDO, que ya se había olvidado que estaba jugando al escondido.
Sólo EL AMOR no aparecía por ningún sitio. LA LOCURA lo buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas, detrás de la rocas y de las nubes, y cuando estaba a punto de darse por vencida divisó un rosal. Tomó una vara y comenzó a mover las ramas, hasta que un doloroso grito se escuchó: las espinas habían herido en los ojos AL AMOR.
LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta le prometió ser su lazarillo: ¡DESDE ENTONCES, EL AMOR ES CIEGO, Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA¡