NADA ES DE POR SÍ
(versión de Claudio Monge Pereira)
Me contó mi Padre que una vez se reunieron en un bosque de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos. Y esto pasó:
Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: Vamos a jugar “escondido”. LA INTRIGA levantó la ceja intrigada y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: ¿Escondido?, ¿ Y cómo es eso?. Es un juego – explicó LA LOCURA – en el cual yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.
EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA. LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA; e incluso a LA APATÍA que jamás se interesaba por nada. Pero no todos quisieron participar: LA VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre el que la busca la encuentra. Y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella). Y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse.
Uno, dos, tres... comenzó a contar LA LOCURA.
La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. LA FE subió al cielo y LA ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿Qué si un lago cristalino? Ideal para LA BELLEZA. ¿Qué si la grieta de un árbol? Perfecto para LA TIMIDEZ. ¿Qué si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para LA VOLUPTUOSIDAD. ¿Qué si una ráfaga de viento? Magnífico para LA LIBERTAD. Y así termino por ocultarse en un rayito de sol.
EL EGOÍSMO, en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.
LA MENTIRA afirmó a todo pulmón que se escondería en el fondo de los océanos, pero en realidad se escondió detrás del arcoiris. Y LA PASIÓN y EL DESEO lo hicieron en el corazón de los volcanes.
EL OLVIDO se escondió cuando LA LOCURA contaba 999.999. EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse ya que todo se encontraba ocupado; hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. Un millón... terminó LA LOCURA, y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue LA PEREZA, sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a LA FE discutiendo con Dios en el cielo sobre teología y a LA PASIÓN y AL DESEO los sintió en el estremecimiento de los volcanes. En un descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba EL TRIUNFO. AL EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo. Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
La Locura, de tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago, descubrió a LA BELLEZA. Con LA DUDA resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre un muro sin decidir aún de cuál lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: AL TALENTO entre la hierba fresca. A LA ANGUSTIA en una oscura cueva y a LA MENTIRA detrás del arcoiris... (pero no era cierto: ella estaba en el fondo del océano). Y halló hasta EL OLVIDO, que ya se había olvidado que estaba jugando al escondido.
Sólo EL AMOR no aparecía por ningún sitio. LA LOCURA lo buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas, detrás de la rocas y de las nubes, y cuando estaba a punto de darse por vencida divisó un rosal. Tomó una vara y comenzó a mover las ramas, hasta que un doloroso grito se escuchó: las espinas habían herido en los ojos AL AMOR.
LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta le prometió ser su lazarillo: ¡DESDE ENTONCES, EL AMOR ES CIEGO, Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA¡
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